At 10:02 p.m. on
09 febrero 2005
Tanto me insistió esta chica que cedi a una junta con ella en mi estudio. Su vibra era extraña, no proponía nada. Llevaba una falda con varias flores, creo eran rojas, falda de seda, pegada, muy pegada. Llevaba una blusa blanca muy apretada, escolar, con botones, pegada, muy pegada. Se sentó en la salita del estudio, frente a mi, me veía de una manera extraña, como si fuese yo transparente, veía tras de mi. Seguía sin proponer nada. Se había pasado casi tres semanas en conseguir esa junta conmigo, le sacaba la vuelta, me llamo la atención su manera de verme a los ojos en esa fiesta, junto a su hijo de dos años. Aquel viernes, en mi estudio, parecía ida, pero no de algún problema exterior o familiar, sino que creo que entro en un trance o algo raro. Yo, al ver que no traía propuesta alguna, que esperaba a que yo la llevara de la mano en la junta que ella había propuesto, empecé a hablar y proponer alguna afiliación entre nosotros. Esta en el mismo campo, pero ella se dedica a vender. Ella preguntaba, preguntaba mucho pero no ofrecía nada. Cuando empece a sacar ideas interesantes para poder intercambiar contactos y trabajo, me interrumpió y me dijo que me invitaba a comer. Quería ir a un lugar medio cursi y yo le dije que mejor al saffron. Cedió, después de ahí ella empezó a hablar, empezó a platicarme de ella y de sus ambiciones y sus metas, nunca incluyo a su esposo ni a su hijo, ahí me empece a callar. Después de media hora, yo ya no estaba en una junta, estaba en una "cita", pensé. Siguió y pensé, si hace diez años estuviera con esta chica en el saffron, que creo ya lo conocía [venden un pollo thai que esta de puta madre, también el numero 17 esta fuerte] creo le hubiera brincado ahí en el gelato vera, después de la nieve de pistacho. y luego de seguro en mi cabriolet blanco que era modelo 1979 pero un primo me lo convirtió en 1994 robándose uno de ese año, desmantelándolo y poniéndole las respectivas partes al mío. Me lo vendió después de esa tranza, y el wey me lo vendió como 1994 hasta que me di cuenta y ya no había para donde hacerse. En fin, desperté de ese trance que yo traía al estar comiéndome su pierna, me obsequió su pierna de pollo, y creí estar perdiendo mi tiempo, de repente le dije al grano: oye, y tu hijo como esta, tienes un hijo verdad? Si, me respondió, se quedo ida un rato, empezó a imaginar a su hijo percibí. Le llego una sonrisa legitima y me dijo: sabes, a veces no se ni porque trabajo, mi esposo es exitoso, tenemos dos casas, no necesito trabajar, y cuando me acuerdo de eso digo: que estoy haciendo perdiendo el tiempo lejos de mi hijo. Nos fuimos.
fucser
