Letras



At 3:08 a.m. on 21 diciembre 2003

Es muy fácil. Si sigues [seguimos] comprando mamuccinos en estarbacs, contribuirás a que los cafés de la gente que invirtió su poco dinero en hacer un sueñito realidad se esfumen al olvido. Ese cafecito que está ahora en la esquina de tu casa, en el que trabaja la mamá por las mañanas, el hijo por las tardes y el papá en las noches, desaparecerá porque grandes corporaciones como esa de estarbacs ya están por entrar a ciudades pequeñas como la de Tijuana. Ese cafecito que surgió a mediados de los noventas, ese que te hace tu café celaya [con cajeta mexicana], ese mismo que está siendo el sueño de esas familias que dedicaron su amor, patrimonio y gran esperanza para poder tener algo de que estar orgullosos está ya siendo amenazado por esa corporación que va a arrasar con toda su competencia global [afirmó a principios de los noventa]. Miles de establecimientos alrededor del mundo, desde cafecitos italianos que han existido por décadas están desapareciendo y siendo remplazados por este monstruo corporativo. Acá yo no intento convencer al mundo consumidor [o a los pocos que leen esto] de dejar este vicio de lates cargados de la chispa cafeinética que proviene de varios países de Sudamérica a los cuales la misma corporación explota con lucro lujurioso haciendo de estos países pobres muladares mas intensos de lo que han sido antes de la corporación, mas bien propongo una conciencia económica y también política para quizás inyectar un poco de fuerza a los negocios que han sido generados con esfuerzo singular y con rostro humano, no masivo y agresivo y hasta destructivo. Esto tomémoslo como una analogía y ejemplo de todo tipo de negocios. Imagínense a Borders o Barnes & Noble poniendo una Librería enfrente de la de Vianett, estos la harían cerrar su negocio muy muy rápido, de estos ejemplos habrá miles mas.



fucser